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Recomendaciones para que los niños lleguen descansados al colegio

El sueño no solo ayuda a los niños a estar atentos y aprender mejor, sino que también fortalece su sistema inmunológico, mejora su estado de ánimo y favorece el crecimiento. Dormir bien es tan importante como alimentarse correctamente o asistir al colegio.

Dormir bien es un esfuerzo de toda la familia
El ejemplo de los adultos también cuenta. Si en casa se respeta un ambiente tranquilo durante la noche, será más fácil para los niños adoptar hábitos saludables de descanso. Involucrar a toda la familia en la rutina nocturna puede marcar una gran diferencia.

El descanso es un pilar fundamental para el aprendizaje, el desarrollo emocional y la salud física de los niños. Un niño que duerme bien llega al colegio con mejor disposición, mayor concentración y más energía para afrontar los retos del día. Sin embargo, en la rutina diaria, no siempre es fácil asegurar un sueño reparador.

A continuación, compartimos algunas recomendaciones prácticas para ayudar a que los niños lleguen descansados y listos para aprender:

Establecer una rutina de sueño
Una rutina constante ayuda al cuerpo a reconocer cuándo es hora de dormir. Intenta que los niños se acuesten y se levanten a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Esta regularidad favorece un sueño más profundo y reparador.

Limitar el uso de pantallas antes de dormir
La luz azul de dispositivos como celulares, tabletas y televisores interfiere con la producción de melatonina, la hormona del sueño. Se recomienda evitar el uso de pantallas al menos 1 hora antes de dormir.

Crear un ambiente relajante en casa
Antes de dormir, es ideal realizar actividades tranquilas como leer un cuento, escuchar música suave o conversar en familia. Esto ayuda a que el niño se desconecte del ritmo del día y entre en un estado de relajación.

Acondicionar el espacio para dormir
El dormitorio debe ser un lugar cómodo, silencioso, con luz tenue y una temperatura agradable. También es importante que la cama se use solo para dormir, y no para hacer tareas o jugar, de modo que el cerebro asocie ese espacio con el descanso.

Cuidar la alimentación en la noche
Evita cenas pesadas, bebidas azucaradas o estimulantes como el chocolate. Una cena ligera y equilibrada facilita la digestión y mejora la calidad del sueño.

Fomentar la actividad física (pero no antes de dormir)
El ejercicio diario ayuda a liberar energía y a dormir mejor, pero es importante que no se realice justo antes de acostarse, ya que puede activar demasiado el cuerpo.

Estas son solo unas recomendaciones pero lo que si que debemos saber es que los niños que descansan las horas suficientes por la noche rinden mejor al día siguiente, son más alegres y participativos.

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